Los principales tipos de tanques para uso industrial que podemos encontrar en el mercado se distinguen por el material base, recubrimientos y maquinado, que entran en estas principales categorías de acuerdo con material con el que están construidos:
Tanques de concreto. Los tanques de concreto y ferrocemento son muy resistentes y de larga durabilidad. Son extremadamente pesados y difíciles de manejar. Como ejemplo, un tanque de 18,927 litros (5,000 galones) equivale a ocho toneladas métricas. Su construcción es más pensada para instalaciones subterráneas, pero en versiones más reducidas pueden utilizarse en exteriores. Como factores a considerar, los tanques de reciente construcción pueden afectar en el sabor del agua o su pH. Igualmente, se recomienda un enjuague previo al uso. Los tanques de tamaños pequeño y mediano pueden transportarse, utilizando grúas para posicionarse sobre una capa de arena, mientras que tamaños mayores deberán construirse en la locación. Para evitar fugas del agua se aplica un sellador en el interior.
Tanques de acero galvanizado. Más considerado para almacenamiento de agua, siendo la norma global para este propósito antes de la llegada de los tanques de polietileno. Su desventaja recae en la protección limitada contra la corrosión, por lo que la vida útil de los tanques es más corta. En la actualidad, pueden extender su vida otros años más con recubrimientos especiales, como las capas de polietileno; en el caso que el agua tenga contacto directo con el metal, puede afectar el sabor del agua almacenada pero no representa un riesgo de salud. La galvanización del acero consiste en un proceso en el que se aplica una capa de zinc, para luego unir las secciones con selladores con base de silicón.
Para soldar secciones, se utilizan mezclas de plomo y estaño que se funden y se aplican a las uniones con un hierro candente. Es recomendado hacer pruebas extensivas del sello de silicón, para asegurarnos de que no haya fugas.
Tanques de acero inoxidable. Un material que no tiene los problemas de óxido o corrosión, pero su costo es significativamente más elevado que aquellos de acero con recubrimiento o los de polietileno. Son de mayor peso si se construyen primero y luego se llevan a instalar; para condiciones de alta capacidad, deben ensamblarse y soldar las hojas de metal en el lugar donde se necesitan. El acero tiene una elevada resistencia mecánica y química, claramente óptimo para los ambientes industriales y uso rudo.
Tanques de acero con recubrimiento. Como su nombre lo dice, la hechura es de acero galvanizado, pero tienen una capa especial de polietileno que le permite retener agua en su interior de forma hermética. La ventaja de esta capa es que no hace contacto con el acero, lo que previene la corrosión, siendo una buena opción para el almacenamiento de agua potable.
Para utilizarse en aplicaciones de consumo humano, el polietileno utilizado en la capa debe ser de grado alimenticio. Una de las principales ventajas de este tipo de tanque es la facilidad de llevar las secciones del tanque por separado y ensamblar en el sitio, lo que facilita el transporte de tanques de alta capacidad, estando listos en tiempo más reducido y a menor costo que los tanques hechos de concreto. Para protección efectiva contra la corrosión debe utilizar ánodos de sacrificio, sustituyéndolos cada cinco años.
Tanques de polietileno. Una de las alternativas más versátiles en el mercado, pues existen modelos que contemplan hasta cientos de distintas sustancias, incluyendo ácidos, alimentos y agua potable. Se fabrica con procesos de moldeo rotacional, soportando una amplia gama de condiciones usualmente designados a los tanques de acero, mientras que se obtienen a precios más bajos y son de peso más ligero, por lo que no necesitan maquinaria pesada para su transporte y manejo. Son resistentes a la corrosividad; no se oxidan y su construcción es de una pieza, por lo que los riesgos por desgaste son también menores, contribuyendo a un extendido ciclo de vida, que al final puede reciclarse al cien por ciento. En varios modelos se ofrecen recubrimientos especiales para protección UV, inhibición de bacterias y algas.
Mira aquí tanques para agua de polietileno.
Hay tanques para condiciones estacionarias y para movilizar sustancias, como en el caso requerido al transportar agua o químicos para el campo.
Tanques de fibra de vidrio. También conocidos como tanques plásticos reforzados con fibra de vidrio. Deben manufacturarse con un recubrimiento de grado alimenticio en la superficie interna. Una de sus ventajas es su rigidez, por lo que pueden ser de grosores relativamente más delgados y aun así resistir la presión del agua contenida. Por contrario, su principal desventaja es su tendencia a ser quebradizos, propensos a cuarteaduras y fugas. En su mayoría utilizan resina y un catalizador para endurecer la mezcla, adicionando fibras de vidrio como refuerzo, que un operador rocía sobre el molde. Dado este factor humano, existe una variabilidad en la calidad de los tanques, dependiendo de la destreza de cada trabajador.
Tanques de aluminio. Más utilizados para manejo de combustible y materiales corrosivos. La gran ventaja que presenta el material es que puede resistir de forma inherente casi cualquier condición ambiental, conservando por mucho tiempo su integridad estructural. No se oxida ni es afectado por corrosivos, siendo posible recubrirlos con pintura o anodizar para casos en los que el ambiente sea altamente agresivo. Otra gran adicional es su peso, una tercera parte de lo que pesa el acero, representando ahorros en su transporte e instalación.
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